lunes, 27 de agosto de 2012

Bournemouth




26.08.12

Qué ciudad rara, esta! Te encuentras moras silvestre por todas partes y lo mejor de todo es que parece que a la gente no le gusta ir al baño! Hay un montón que ya están poniéndose maduras y que permanecen intactas en los arbustillos. Por supuesto, aquí estoy yo para recoletar. Carol, mi casera, me dijo ayer (mientras cocinaba yo un rico brownie de chocolate) que iba a prepara una pie de blackberries. Qué rico, rico (y qué doblete  de recuerdos!).

Esto que os escirbo ahora lo hago a primera línea de playa. Una playa larga y seccionada por groynes, con abundancia de nubes azules y un toque inglés que recuerda irremediablemente a los paisajes y escalofríos que ya describía Patrick O’brian. La escena es todo un teletransporte. En frente de mí se ha colocado una tribu entera de hombres que supongo son de la India, o de Bangladesh, intentando jugar al futbol en una portería inflable bien provisada. Un viajante solitario (por el cual he sentido cierto aprecio), se ha parado a contemplarlos antes de marchar con la sonrisa saliéndosele de la cara cuando ha visto el terrible don con el cual no ha sido concedido ninguno de sus miembros. Gesticulaciones, gritos, giros de cabeza y muchas risas han sido el entretenimiento constante hasta el momento actual, pues ya marchan.

Es cierto lo que me decía Uwe ayer, la mayoría son de clase media blanca, pero hay un poquito de todo. No puedes comprarlo con Londres, claro que no. Me cae bien, el tipo. Es alemán, y por ende, raro. Ayer me ayudó a aclararme la cabeza: últimamente, como se me acaba el master y debo encontrar entretenimiento diario, me estoy rallando la cabeza con el qué hacer. Busco curros relacionados, mando CVs, leo la cantidad de experiencia que se exige, escribo cover letters a velocidad pedo-perezoso y todo tipo de asuntos relacionados, pero no cabe duda de que mi mente se pregunta: por cuánto tiempo voy a seguir así? Cuándo voy a asentarme? Cuándo ganaré lo suficiente para que el tomarme un café en un sitio abierto no sea “el lujo de la semana”? Veo a la gente mucho más joven con pareja, viviendo de sus sueldos, teniendo la suerte de poder mantener algún animalillo y permitiéndose cualquier tipo de actividad extracurricular semanal. Semana tras semana, sabiendo que van a seguir ahí, y que van a poder continuar en el tiempo susodicha actividad. Por una parte, se me pone la piel de gallina de solo pensarlo y, si fuera claustrofóbica, seguro me daba un ataque de acidosis respiratoria. Sin embargo, últimamente de entran bajoncillos cuanod me encuentro de nuevo en un aeropuerto, con la maleta tan grande como yo (aunque sí, digámoslo, pesando la mitad), sin saber si voy o si vengo, y con la vejiga llena porque no sé a quién dejarle los bultos mientras orino. A veces pienso que me voy haciendo mayor (en el tiempo que llevo estos párrafos escritos me he descolocado el hombro tres veces!), estoy más seria, menos tierna, menos confiada que años atrás. Lo que sí no se me quitan son los sueños. No se me quita ese mirar hacia el cielo, y eso me consuela un poco. Sin embargo, la maleta pesa demasiado…

Volviendo a Uwe, me hizo ver (al igual que mi papacito esta mañana) que soy joven, que soy vet, y que he vivido todo lo que he querido y más. A veces me dan esos quebraderos de estabilidad y compañía, pero hasta ahora, todo lo que he hecho, lo que he conseguido y ha sucedido, ha sido maravilloso y podría incluso aventurarme a decir que ha sido todo lo que he querido.

Simon me ha recordado, me ha dado ganar de un acurruque, de mudarme a Bristol. Pero sigo siendo joven, sigo hacinado loq eu quiero y sigo queriéndoos mucho.

23.08.12

Ayer me quedé estudiando un par de cosillas en la clínica. Tenía mi libretita con cosas para apuntar: alguna de las últimas páginas son palabras en inglés que siempre antdo teniendoq eu buscar en el diccionario. Entró a la cocina una abuelilla mayorceta, muy British, que colocó y encendió una lámpara de mesilla de noche al borde de la ventana. Salió de la sala y volvió a entrar.

Aproveché para preguntarle una de las palabras en inglés que llevaba un par de días rondándome por la cabeza.

La pobre mujer me mira sorprendida. Mira el libro que estoy leyendo y vuelve a mirarme a los ojos. Esoes un poco “rude”, cnotesta con una sonrisa nerviosa y los ojos mirando para la luz del techo. DE dónde la has sacado. No estoy muy segura, creo que de un libro que estoy leyendo en casa.
Well... it means... vibrator sex toy.

Qué panzá a reir nos pudimos echar!

21.08.2012

Para mí que hoy he conocido al hombre de mi vida. Ha sido increíble tener el semen de aquel gatito entre nuestros dedos o los ovarios de esa perrilla palpitando por debajo del guante mientras notaba su respiración en mi cuello.
De vez en cuando, alguno aún consigue despertarme el alma y éste, claro que sí, me obliga a querer adorarle.
Qué tipo!

Llegué ayer a la tarde, con la suerte echada al saber que la guagua que me llevara a mi nuevo hogar era la número TRES. La casa es una maravilla. Tiene dos pisos y un ático (donde vive Abi, un tipo indú) acompañado de un jardín zen maravilloso con, claro que sí, tres áreas bien diferenciadas, sin fronteras. Hay un poncito con pececitos (y mosquitos!), piedritas masajeantes en el suelo, varios colgadores de velas e incienso y muchas, muchas plantitas en macetas rellenas de flores de colores. La casa está llena de color morado, y cuando me hago la comida la llevo al salón en una bandeja con manzanas dibujadas (maravilloso!).

Mi cama es todavía más grande que la de Crofters, con tantas almohadas que no sabes qué hacer con ellas (te puedes sentir abrazada por donde quieras), y con una de esas mantas sin sentido que se colocan hasta mitad de la cama, creo que para que quede bonito. Sólo dos detalles: no tengo escritorio (qué os decía yo?) y… la orientación es NW. Una locura! En mi vida he vivido así, me da un poquito de miedo.

El jabón del baño de abajo (que es una réplica espacial de la habitación de HPotter en el primer libro) tiene un jabón con olor a pomelo. Me vuelve loca, me dilata las pupilas y me hace salivar.

Después del curro (y cuando el sol ya se bajaba ) fui a la playa, que es una maravilla. Estoy viviendo a mitad de camnio de ambos, con lo que puedo hacer el viaje todos los días de uno a otro en tándem; aunque si acaba tan fatigada como hoy, poco más podré hacer!








El hospi… raro. Al ser una charity tenemos a la mayoría de la gente con muy poco recurso: muchos parecen malotes, de las bajos suburbios y de las series americanas de sociedades en caravana (habéis visto Ed?). No se les entiende todo lo que hablan, pero quieren a sus perricos… a su manera. Otra gran sección de clientes son los jubilados, todo otro libro para ellos. Algunos vienen en pareja, pero es notable que tenemos más viudas que viudos. Yo me imagino que son, en general, su única compañía y sobra decir que, en su mayoría, son animalicos viejos, los cuales ya han vivido mucha parte de su vida útil. Da mucha penita añadida cuando es uno de estos los que debes eutanasiar. Contamos con bastante libertad para hacer pruebas, aunque obviamente estamos limitados por el dinero (el cual solo llega por medio de donaciones, nada gubernamental). Hace un AS y si quieres le sumas una XR sin necesidad de avisar al dueño de que el va a costar 50 pavitos más. Y ya que estás, por qué no una eco? No tenemos cosas extraordinarias, y hay varias pruebas con las que también tenemos restricciones, pero da muchísimo gusto poder tratar a estas mascotas sin tener que presionar a los dueños a gastar más, y centrarte casi únicamente en el diagnóstico del bicho y en las pruebas necesarias. Dicho esto, debo añadir que muchas de estas limitaciones terminan en córticos, ATB y pa’ casa. O en eutanasias.


lunes, 13 de agosto de 2012

Impepinablemente, fue maravillosos ver la luz mientras me agarraba de la mano.

04.08.12

Queridos pichoncitos,
Aquí huele a otoño. Estoy con una manta enrollada a la cintura y los hombros al aire, con el suplemento cuadrado en el ombligo. Las ventanas están abiertas, a la espera de una brisa lluviosa; y yo… pensando en vosotros.
Como siempre, tengo ganas de empezar el siguiente paso sin siquiera haber esperado a terminar este último salto. De estos últimos días sí me aventuro a contar que me he hecho un amigo en el bar de la esquina, mis compis me han esperado con alegría, me he visto envuelta en camas blanditas y amorosas (promiscuas de insomnio, sin embargo), he calzado una Alice-band y, por supuesto, he caminado mirando hacia las estrellas. No me importaba que la luz de la luna salpimentando las ramas de los olmos fuera en verdad el alumbrado de una farola del siglo XXI. Era hermoso, como todo. 
Y ni sé deciros si fue ayer o antes de ayer cuando se hicieron años de la muerte de Fermincito. Es curioso, el destino, que decide concederle en estas mismas fechas el terrible don de la imitación a la loca de Brumita. mismos síntomas, misma enfermedad. Mismo destino.

Otro día, otro color (como mis cosquillas). No es maravilloso, el verano inglés? Ahora llueve, y yo no puedo entender cómo algunas habitaciones no tienen escritorio.
Tengo realmente serias dificultades para expresar el placer que me puede estar proporcionando ahora mismo el té de menta (*) con las galletas de jengibre que me están bajando por la garganta. Es la mezcla perfecta de proporciones etéreas en cuanto a sabor, olor, textura y temperatura. Cómo me gusta quemarme! Oh, sí! Y sí, creo que he alcanzado mi punto máximo de trabajo. Al menos esta vez, en vez de en-volverme el vértigo, me ha vuelto la sonrisa. Cuando hoy me has preguntado que qué tal estaba, que qué tal este último año, se me ha parado la sangre al intentar responder. Creo que se me ha reído el corazón (bueno, la válvula esa disfuncional definida en capítulos anteriores) y estremecido el cerebro. Lo cierto es que todavía no tengo respuesta. Sé que tengo una anemia perniciosa, si con eso os sirve. Que quiero abrazaros a todos juntos, y luego irme corriendo a cualquier lugar donde no ser molestada… con mi té de menta y galletas de jengibre.
Y bueno, que he aprendido mucho (de muchas cosas), y que he soltado lágrimas frustradas (está bien dejar las tristes atrás (estoy mejorando!)), y que he ido a la peluquería (ooh!), y que he contado con un montón de vosotros, y que he conocido a gente maravillosa, y que me he acordado de los muertos, y que me ha llegado mucha energía positiva y… que esta vez me quedo aquí, que siempre acabo hablando demasiado, y me canso.

(*) en mi segunda semana (o tercera?) de ocupación, me he empezado a duchar con restos de aquel gel de menta que tanta repulsión me causa. Iiiiii!!! Qué asquete!!

Beso de esos que os hace sentir todo lo que os quiero y especial mención a aquellos que han venido a buscarme.
Ahora bien, si tenéis un ratito, mandadme noticas.

Ño, qué día raro…
Empezó normal, con aquellos sueños perturbadores (esta vez notaba en las rodillas miles de cristalitos clavándose por desde dentro de la cápsula)(serán mis sueños la razón de mi insomnio perpetuo?), trabajando con el té (tres earl grey, esta mañana) y de pie con la maleta en la gugaua. Las cosas raras: En esa primera dos viejecillas se han convertido en demonios chupa sangre mientras me balbuceaban que me apartara para dejarse sitio a una mujer con carrito, luego me he equivocado al echar a andar (90 grados a la izquierda, de error), he recordado el por qué de mi problema de sociabilización (no entiendo a la gente. No me gusta cuando no hay conversación, sino enfados. Cuando se supone debes entenderlo todo por un simple gesto rudo. Cuando confías en que no estás sola, y de repente te das cuenta de cómo de a menudo mientes, sobre todo a tu propia persona), se me han saltado los ojos (aunque pude tragarlos de nuevo) al tener que cuestionar mis amistades, me han cerrado las puertas a las espaldas y gesticulado malos gestos que no he podido descifrar, otra vez el salto ese (ahora bajo la lluvia), un muerto me ha dirigido una mirada sin siquiera verme(no como si yo no estuviera, sino como si él no existiera) y casi por último (y esto descolocado), no me ha apetecido comerme un dátil.
Se mantuvo algo positivo cuando la tipa me vio con el paquete y me dejó pasar felizmente delante de ella. Fue todo un detalle no esperado. Y cuando llegué a casa de Tim, que casi me desplomo al abrirme la puerta. Y bueno, cuando encontré al último de mis amores del día de hoy, haciéndome abrir los ojos hacia los destellos de bondad que todavía presentan las grandes ciudades.
Qué día raro, hoy! 

- Qué hora es?
- Ahora.