viernes, 13 de marzo de 2015

Rhapsodic descriptions of forays

Queridos amores.
No os tengo abandonados, pero creo que me mudo aquí:
https://vetuganda.wordpress.com

Además de ampliar mis noticias a  todos los sedientos amigos no hispanohablantes, este link me justifica un salario básico :)

un beso. Estaré allí, pero eguro vuelvo pronto, aunqe sea desde mis entrañas.

martes, 10 de marzo de 2015

“Toute connaissance que n'a pas précédé une sensation m'est inutile" – André Gide – I have no use for knowledge that has not been preceded by a sensation

Es gracioso esto de la relatividad. El otro día me encontré con un tipo indio y me giré (inconscientemente) porque pensaba que era un muzingui (blanquito). Hoy he visto una imagen de Obama y realmente me parecía un mulato, con poco de negro.

Estoy sentadita en la terraza de mi habitación. Antes de hoy, únicamente me había asomado por la barandilla ante un par de bandas que pasaban por la calle (una celebrando el día del consejo legal gratuito y otra que pasó por una paralela y escapó a mi identificación). La arena, roja (de un rojo increíblemente metafórico después de tanta sangre derramada), se cuela por todos los recovecos, a veces sube con el aire y te asfixia las fosas nasales por un segundo cortito. El aire es seco y el sol suele pegar duro. El balcón es tentador, pero casi mejor que dejarlo sino para una foto.
Hoy, sin embargo, el sol está perezoso - yo creo que por hacerme compañía -, así que he decidido salir a escribiros desde el caos tumultuoso. El ruido de la ciudad es un tronar sin descanso. Día y noche la calle es transitada por todo tipo de personajes, los boda-boda (mototaxis del lugar) rugen cual león hambriento en la cocina, los bares no dejan de ser frecuentados, y siempre, siempre (menos cuando tocan las 5am, que es la hora del dios musulmán), suena música en las esquinas. Más de una vez en más de una esquina. Lo cual apabulla un pelín…

Esta mañana desperté a las 6.30am y el silencio que reinaba fue un regalito de la madre Fortuna que voy a guardar bien en mi memoria. Al menos hasta que me mude a Lutuk, donde la ausencia de sonidos urbanos amenazará con arropar mis oídos en un sentimiento de vacío absoluto. Hablando de Lutuk, el traslado se va retrasando, pero es como todo aquí en Uganda: existe un factor de conversión que hay que aplicar a cada término de tiempo. Espero, con el paso de las semanas, poder descifrar este algoritmo africano. Por ahora todo indica a que los relojes aquí funcionan más lentos, quizá porque quieran acompañarnos al sol y a mí en nuestro perezonear.

 Mi hotel está situado en el centro de la ciudad, donde hay varias tiendas, un mercado local cercano, un super grande con productos varios y mi gran amado coffee hut, desde donde me podéis ver conectada al wifi algunas tardes. Ahí aprovecho a bajarme las noticias que voy a leer en la noche desde la cama – refugiada bajo la mosquitera – o en la mañana al despertar. También cerquita he descubierto un restaurante etíope, con injera de la buena y precios bajillos, como los de comer comida local en mi hotel. Ya me he pasado por ahí un par de veces y les he dicho que me voy a hacer buena clienta.

E. se marchó ayer y hoy he estado trabajando todo el rato con el ordena (de ahí la pereza de la tarde y las ganas del bendito sol de mimetizar su humor conmigo). Mañana hacemos un entrenamiento teórico a Alfred, el chico que me va a ayudar a hacer los cuestionarios en la lengua Lúo, y el sábado iremos a Nwoya (mi distrito de estudio) a probar el cuestionario en algunos granjeros. Esperemos que no se cancele nada! Va a ser curioso verme y sentirme trabajando aquí sin mi mentora. Cuando estás supervisado de tan cerca no puedes crecer y desarrollarte. Cuando te dejan es cuando te las apañas y ves cómo creces, cómo evolucionas, cómo te comportas realmente frente a las dificultades, los extremos, las incomodidades. Tengo ganas de ver qué sale de mí. Estoy expectante…

Soy mi propio sujeto de estudio. Qué tan egocéntrico es eso? Me da hasta miedito…

Tony (el vet de Gulu) a veces me enerva porque siempre dice, “estoy ahí en 5 minutos, espérame en tal sitio” y luego siempre llega tarde (dentro de un rango de 30 minutos y 3 horas; sin exageraciones). Así que yo ahora le digo “que sí, que sí, cuando estés aquí que me avisas”. Pero creo que no le gusta mucho, por eso del poder, de ser yo mujer, de ser más joven y de que el subordinado tiene que ser siempre el que espera. Llegar tarde es símbolo de poder. Pero ya sabéis que los símbolos y yo no nos queremos demasiado.

O es el poder?

09.02.2015
Bueno mundo, bueno natxo,

El entrenamiento teórico y práctico se pasó bien. Es cierto que Alfred tiene mucho que aprender y practicar porque no ha hecho cuestionarios nunca, pero pienso que tiene potencial y creo en él. Bien es cierto que trabajar con Wokos o con Simon-Peter sería más fácil porque ya saben cómo hacerlo y son más tirados para adelante que Alfred, pero está bien entrenar (capacitar) a gente nueva. Le veo humilde y acaba de tener un bebito, así que le vendrá también bien el dinero, seguro.

El estudio piloto constaba en entrevistar a 7 personas diferentes de 3 pueblos distintos. Uno estaba tan borracho que no se tenía en pie, otro se encontraba enfermo e indispuesto y un tercero estaba en el hospital con su mujer, que acababa de abortar un feto ya bien formado y probablemente necesitaría una fetotomía o similar… Quién sabe si la pobre tipa sigue viva a estas horas… Finalmente conseguimos 4 respondents de un mismo pueblo que pudieron responder a la mayoría de las preguntas: un bloque grande e importante de estas no se terció a propiciarse; con lo que probablemente tengamos que repetir (lo cual no está mal, así Alfred practica un poco más antes de la hora de la verdad).

Llegando al pueblo, vimos unas zanjas en el suelo pobladas con hierbas sedientas de lluvia: Me explicaron que eran las trincheras de las guerrillas que se movían por el lugar hace solo cuestión de unos años.

Como acabamos haciendo la ronda en un único pueblo, reunimos al village leader y a los participantes para explicar los objetivos de nuestro proyecto. En seguida nos vimos rodeados del pueblo entero. Bueno, de niños - que no estaban en la escuela (malo, malo) - y de la sección masculina - la mayoría de la cual seguro no ejerce ninguna profesión o trabajo. Las mujeres, ausentes, por supuesto, estarían indudablemente labrando el campo con un recién nacido deshidratándose en su espalda. O limpiando la casa. O cocinando. O yendo a por agua al pozo más cercano.

Ainsh…

Nos convertimos en un show. Todos se sentaron en fila y en arco y fueron levantándose uno a uno introduciéndose de la manera más solemne nunca vista. Alfred, sentado a mi lado, me traducía consecuente. Pasado su turno, me tocó a mí. Me levanté y mirándoles firmemente a los ojos, presenté mi proyecto y las ganas de trabajar para mejorar su producción porcina. Rezamos (oh, sí!) y, después de dispersar la conglomeración multitudinaria, comenzamos con el primero de los entrevistados. En resumen, la cosa fluyó. Wokos y Simon-Peter estaban ahí para guiar a Alfred este primer día de nervios iniciales.  


Esa misma mañana, antes de salir “al campo” mientras esperaba a Kenedy llegar, me fijé en un hombre que estaba acuclilladlo en un pasadizo de las calles de Gulu. Otro de tantos. Sin embargo, debido quizá a mi nada puntual sensibilidad hormonal, ese día esta visión me llegó al alma. Este señor, hecho un óvalo vertical en el suelo y con las mejillas buscando consuelo sobre unas rótulas de apariencia desmesuradamente grande, se me hizo chiquito, como una ranita mimetizada en el borde de un lago grande. Una ranita que no quiere nada, de nada ni de nadie. Que mantiene su sonrisa patente, y su mente… quién sabe. Su boca sonreía, pero sus ojos estaban tan vacíos…

Supongo que los primeros días son más de turisteo, luego te empapas de la esencia, ves lo que la ilusión preliminar te ha estado ocultando.

lunes, 2 de marzo de 2015

Happy go lucky


Habéis visto? En Japón van a abrir un hotel llevado en su mayor parte por robots.

E ya marcha en pocos días. Se me va mi mentora, compi de comidas y colega de charlas. Ha sido muy interesante tenerla conmigo (o tenerme con ella): me he visto reflejada en muchísimas facetas, y espero diferir en varias otras. Será que cuando crecemos todos tendemos a lo mismo? Parece faltarle esperanza, pero lucha - a su manera - por lo que cree correcto [De aquí resurge de nuevo mi miedo profundo y toda la retaría de querer robraros los ojos: y si lo que crees “correcto” es, en verdad algo “equivocado”?  Y si la lucha de todas tus células se expresa de una manera tal que solo consigue crear más caos y  desorden? Ya sabemos (o deberíais) que tengo vetados los ysis, con lo que tendremos que quedarnos con una frase enunciativa positiva que pone los pelos de punta a cualquiera que la lea entre granos de cal. Diverjo de nuevo]. No está muerta; se enfada, se enfada mucho, le dan venas de ira contra la injusticia, contra un trabajo mal hecho, contra el (ya convocado) desorden. Cree, pero no espera, y a pesar de ello lucha, y se irrita.

El pensamiento me lleva a mía misma (obviously). ¿Cuándo (vosotros que tenéis mejor memoria) ha sido la última vez que me he sorprendido por algo? No deja de querer rondarme esta pregunta, mi cerebro corrompido.
Más.
Y yo? Me enfado por lo que me disgusta, o acepto y conformo? Me veo prendida inflamable – de esta manera en la que vivo mis días – y posteriormente me extingo con tal rapidez! Qué queda, después de las cenizas?

E. me ha enseñado muchísimo, pero ya dos semanas en compañía y me siento apagada, coaccionada, no libre. Oh, libertad mía, que me supones la vida y a la vez me aterras la misma! Me gusta mi soledad y mi independencia. Florezco en solitario, dependo en compañía.

Y sin embargo, la voy a echar de menos; tantas charlas interesantísimas que hemos tenido! Mi pensamiento ha fluido, ha crecido, se ha atrancado y se ha regocijado durante nuestras horas de tertulia filosófica. Learned helplessness (siempre presente!), patología, wildlife, epi, FAO, UN, desarrollo, chichones en puertas, lucha de faldas, destellos de esperanza…

02.03.2015
Ayer, desde el café con wifi, me bajé unas cuantas noticias para estar un poco al día con lo que pasa en el mundo. Hoy, mientras leía un par de ellas, ha llegado a mis oídos una melodía maravillosa con tambores coordinados con algún tipo de flauta celestial. Ahí estaba yo, disfrutando del sonido y pensando que sería maravilloso que en unos años pudiera unirme a cancioncilla similar con mi saxofón. Mi móvil brillaba – resulta que esa música es mi ringtone! Cómo puede ser que nunca la haya escuchado antes?

Queráis que no, me siento rara. Estoy un poco enferma de luchar por cambiar las cosas y de ver el punto básico en el que aún estamos. En verdad no me importa pagar 2 ó 3 € más del precio normal (qué tontería!), pero me molesta que me mientan, que me timen… y que lo hagan por mi color de piel. Se asume que, por ser blanca, tengo dinero para gastar y puedo complacer comprando a granel la solución a las necesidades de la gente que me rodea. Me cuesta hacer amigos locales porque la mayoría (que no todos!) quiere algo más de mí. La relación no fluye de una manera natural; la conversación tiene un fondo de desigualdad. No estamos en el mismo piso. “Desgraciadamente” yo tengo mucho más poder adquisitivo que ellos. Poder adquisitivo y poder de huída. Yo tengo otra casa a la que marchar cuando las cosas se ponen feas, cuando no tengo dinero, cuando tengo hambre y cuando tengo frío. Ellos no. Y el sentimiento no fluye, hay una barrera invisible (pero tangible incluso con las aletillas de la nariz) que impide una comunicación normal. Siento que quieren que les de dinero, comida, trabajo; pero coño, quién no desea todas esas cosas!?

Es cansado no sentirse conectada (sentimiento básico en un ser social). Es raro buscar la compañía de otros Musunguis (blancos)… y es solitario no poder encontrarla – encontré blanquitos en el café (y casi les asalto por conseguir su número de teléfono :) ); hemos salido un par de veces juntos, pero no terminamos de conectar. Es cierto que soy sociable, pero eso no significa que me guste sociabilizar.

Siento que tengo que andar con cuidado con cada persona con la que entablo conversación. Todo intento de diálogo acaba con la petición implícita de una ofrenda económica. Como ejemplo, los días que no he ido con Erika al campo, me topo con la tipita que limpia el cuarto del hotel. Como persona interesada en amenizar el día a día de todos los que me rodean, entablo conversación con ella y me intereso cordialmente por su ser y su familia. Su hija está enferma, tiene muy poco dinero para medicinas y su cumpleaños, para el cual no habrá tarta debido a dificultades económicas, es mañana. En una situación normal (qué mierdas quiere (o quiero) decir (con) esto?) pensaría que simplemente me está informando de su situación actual; incluso, me ofrecería a cocinarle una tarta o mañana la recibiría con un muffing simbólico [no puede haber cumpleaños sin tarta, no]. Sin embargo, debido a algún tipo de alerta adquirida (aprendida, o inculcada) se me encienden los warnings que me hacen dudar de mi misma y de las intenciones de esta chiquilla. No miente, esta chica (que es un cielo) no me está mintiendo, pero me pide, me reclama. Y no les puedo culpar. Mi piel brilla por su ausencia de melanina, y no es de extrañar que pueda confundirse con el fulgor de un diamante.

Qué injusticia de vida y qué duro es hacerse la dura.