Qué cansadita he
acabado del primer día de trabajo!
No dormí muy bien
y yo creo que fue porque aún sigo con el jetlag. Ayer, a la que subíamos en
coche a Gulu, me entró un sopor insoportable y me dormí una buena siestecita.
Eso se tradujo en la madrugada, de 4 à 6am, a que mis ojos no dejaran a su
amigo, el cansado cerebrito, reunirse con Mr. Morfeo. Dudo que la música y conversaciones
constantes que llegaban de la calle sin un minuto de reposo fueran la causa de
mi insomnio internacional. Tampoco puedo echarle la culpa a los misteriosos
rezos musulmanes (la gran mayoría aquí, creo haber entendido, son cristianos)
que comenzaron a mitad de mi penuria (léase, a las 5am en punto). Sólo me
queda, pues, acusar al cambio de horario de esta dificultad de mantener un
sueño normal. A ver qué pasa hoy… aunque confesaré que a la que volvíamos del
terreno me he quedado sopapa en la parte trasera del Land Rover, mientras mi
cabeza botaba cual saltamontes huyendo de un wildfire, mis gafas se enredaban
en el cinturón y mi pelo se pensaba en un concierto de Sepultura.
Esta zona norte,
donde se encuentran sendas zonas de estudio, es una de las más pobres de
Uganda. Hubo una guerra civil de 20 años que no acabó sino en el 2006 (bastante
reciente*). El Lord Resistance Army (Johnny Kony) estuvo aquí presente durante
esos últimos años, hasta el 2006, desde donde parece se encuentra escondido en
Sudán del Sur o DRC. Hoy hemos pasado por su pueblo natal.
*Recordáis cuando estuve en Timor Oriental? La
guerra contra Indonesia sólo había terminado 8-9 años antes de que yo fuera
para allá y las historias de cabezas literalmente rodando por el suelo estaba
demasiado reciente. Gulu me recuerda a Timor. Aunque a mí me da la sensación de
que todo aquí ya quedó en el pasado, no debemos olvidar que todos los adultos
que se encuentran en la zona estuvieron en un campo de refugiados. No debemos
olvidar.
Ayer Julious describió
el Gulu del pasado (del pasado, papá y mamá, que no cunda el pánico!) como “This
area was hell on Earth”. La situación ahora está mejorando bastante en relación
con hace 10 años; sin embargo, la corrupción del gobierno no permite estructura
alguna para disminuir los niveles de pobreza del lugar.
Ahora mismo, al
menos – y por ejemplo –, hay un cierto tipo de educación infantil que es
obligatoria, y si te pillan con los hijos en casa en horas de escuela te multan
(creo que un tajo grande, lo suficiente para que se te caiga un pelo o dos). Esta
educación la puedes perseguir en una escuela privada (bien cara, a unos 75€ por
trimestre) o pública (prácticamente gratuita, donde uno se gasta en uniforme y
material; unos 3€ al trimestre). Sin embargo, este último tipo de educación
sustentada por el gobierno sufre de baja calidad y elevado número de huelgas de
profesores, que ven en este intento de revelación la única manera de exigir de
una vez por todas salarios que numerosas veces no han sido pagados por el
periodo de un trimestre entero.
A pesar de estos
estudios obligatorios (y digo “a pesar de” porque para mí la educación es la
salida), se ve difícil una despedida de los niveles tan altos de pobreza. Es
difícil porque la gente en zonas tan pobres se encuentra muy aislada. Los
adultos se levantan, recogen algún cultivo, desayunan, pelan la cassava, se
echan la siesta, muelen el grano, cenan, y van a dormir. Simple y llanamente
para poder volver a levantarse al día siguiente, recoger algún cultivo,
desayunar, pelar la cassava, echarse la siesta, moler el grano, cenar y volver
a acostarse. Día tras día. Sin más ambición que pasar un día más con algo que
meterse a la boca.
Conociendo mi
existencialismo profundo, yo ya estaría muerta (casi me mato con el simple hecho
de escribir – y abrigar – el sinsentido de esas líneas).
En uno de los
poblados a los que hemos ido en el día de hoy he visto a una chiquita joven
moliendo con uno de esos morteros gigantes de brazo algún tipo de cereal. Me he
quedado pensando: está moliendo ese cereal para conseguir energía… una energía
que va a gastar en volver a recolectar el grano y molerlo a palos, simplemente
para conseguir más energía para poder recomenzar el proceso. ¿Por qué, si puede
construir instrumentos, no crea un molino mecánico que permita distribuir la
fuerza de tal manera que con un simple movimiento de muñeca un sistema de
engranados se encargue de multiplicar
esa energía aplicada y optimizar, de esta manera, las calorías ingeridas y el tiempo
utilizado? Al tener algún tipo de mecanización/automatización, podrán cubrir
sus necesidades básicas con un esfuerzo menor, lo cual se traduciría en un
aumento de tiempo libre, tiempo que puede ser dedicado al ocio, al arte, al
canto… a un saneamiento del espíritu, a un reencuentro de paz interna. Y
externa. A un equilibrio con el todo…
En este mismo
poblado, el padre estaba ausente porque tuvo que llevar a uno de sus niños al
hospital debido a recurrentes y cada vez más frecuentes ataques de epilepsia; uno
de sus otros niños murió el octubre pasado a los 6 añitos; y uno de sus nietos –
de algo menos de dos años – jugaba a nuestro alrededor con un mango impregnado
en excremento de ganado embebido en quién sabe qué tipo de agentes zoonóticos
patógenos.
Hoy, a la que nos
hemos sentado a cenar Erika y yo, me ha preguntado que qué me ha parecido el
día. Yo le he dicho que maravilloso.
Soy insensible
por no haberme aterrado ante tanta pobreza? Estaba preparada mentalmente a lo
que me estoy encontrando? Paso, de nuevo, por la vida sin darme cuenta de la
realidad que me rodea? O peor todavía, me daré cuenta y cerraré estos ojos
míos, que se abren solamente a las cuatro de la madrugada para no permitirme
dormir, para obligarme a pensar, para evitar que mi mente viaje por el mundo de
ensueño en el que me creo viviendo?
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