jueves, 27 de enero de 2011

I don't run away. I move on.

No sé si alguno estará pensando lo mismo que yo… pero… sí. Por supuesto.
Este finde pasado estuve con guille y con luca. Genial. El domingo vinieron unos Cs a casa y no sabemos hasta cuándo se van a quedar. Ella es española y él francés, majetes. Vivimos todos en paz. Me limpian los platos, me hacen muchas veces la comidita y hasta me dejaron una vez un cartelito (ya sabéis cómo me gustan los cartelitos!) encima de una olla con lentejas hechas con amor. Tengo la notita pegada en la nevera con el imán de “mi cachorro dígame”.
Este día de hoy he tenido un bajoncillo raro (será por eso que vuelvo a escribiros?).
No sé si ha sido todo a partir de un perrito que no he estado nada segura de cómo tratar. A partir de ahí he caído empicado. Me he puesto a estudiar mil cosas y me he vuelto a dar cuenta de lo poco que sé, de lo tantísimo que tardo en aprenderme nada y de las pocas ganas que tengo de seguir en este mundo que apenas empiezo a caminar. No quiero ser vet. Os lo he dicho ya?
Quiero viajar y ser feliz.
Sí que es verdad que echo de menos esos abrazos y mimos. Además.
Quiero viajar y plantar coral.
Cuando me compré las sabanas (Dios quiera apartarme del mal camino de aceros recordar), vino un hombre de tinta plasmado en los cartones que las contenían. Ahora el tipo sonríe en mi salón, mirándome hacia el sofá, al lado de la tele. No creo que sea capaz de arreglarme la cisterna, sin embargo.
Habéis tenido la sensación alguna vez aquella de querer estar tan drogados de no daros cuenta de nada? A mí me pasa demasiadas veces, por jeemplo, ahora mismo. No queiro dormir.
Y como sé que la felicidad está donde yo la busque, me voy a la cama…que mañana será otro día.

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