14 diciembre de 2010
Me encantan los tejados. Adoro observar los entramados de cables, las antenas, las distintas alturas de los edificios, los colores de las tejas. Oh, sí! Los colores de las tejas. Las tejas, en sí mismas. Cada una de ellas albergando en sí un microcosmos infinito. Unas encima de otras, viviendo en una densa ternura. Bien compactitas.
Me gustan los boquetes en los tejados, con las tejas superiores intentando no perder el contacto con las que ya cayeron. Suplicando su vuelta en una petrificada postura de la que no se librarán a menos que se sacrifiquen, inútilmente, por las caídas. Uno no puede volver al pasado. No puede volver a la normalidad del recuerdo.
Me encanta poder observar las casas desde lo más alto de sus cabezas. Me trae paz, relajación, control. Desde mi ventana (y no digo ya desde la azotea (maravillosas, las azoteas)), escucho el ruido de fondo, el silencio amortiguado, de esta ciudad de Almansa.
Es curioso poder sentirse por encima de las farolas, que nos dan luz y nos enseñan el camino de noche, cuando todo está más oscuro. Qué significa, que pueda entrar a esta casa y me sienta dueña del control de la oscuridad exterior? Qué hay, de vidrieras para dentro? Qué hay, detrás del escaparate que siempre os muestro?
No es mi intención ocultaros cómo siento, pero cierto es que me es difícil explicarlo de tal forma que os llegue directo al corazón; tal y como me gustaría. A veces, por esto mismo, me siento malvada: echaríais todos a llorar de tal manera que el monzón asiático parecería estar sobre la península ibérica. Aunque… otras veces, pienso que, de alguna forma inconsciente, os llego al corazón: FUSH! Atravesándolo, y que no sentís nada porque ya tenéis bastante con vuestros propios sentimientos como para además cargar con el peso de los míos.
Eso me pasa a mí. Muchas veces. Demasiadas, para mi gusto. Pero como mi gusto es bastante variado, no tenemos por qué preocuparnos por ello.
Me siento incapaz de decir que no le echo de menos. Pienso que en cualquier momento el incienso será encendido encima de la mesa, con un mechero que no sea de mi posesión. Siento una sonrisa de vuelta cada vez que apaño algún nuevo adorno en cualquiera de las esquinas del lugar. Huelo esencias curiosas salidas de la sartén de la cocina. Escucho el agua de la ducha corriendo, esperando a alcanzar la temperatura adecuada para meterme acompañada en la bañera. Que el agua nos lave, nos limpie, nos acaricie la piel de fuera. Unas sábanas calientes gritando por mi encuentro. Un hueco en el sofá, hecho para dos.
Y no un eco que responde a cada una de mis pisadas, a mis estornudos, a mis llantos y a mis carcajadas. Me siento incapaz de decir que no le echo de menos. Mismos adornos, distintas ilusiones.
Resulta que ayer, en un abrir y cerrar de ojos, me prepararon toda la “mudanza” a lo que será mi casa futura. El exmarido de Ana venía y tenía que quedarse en la casita de encima de la clínica que yo estaba ocupando. Hablamos rápidamente con Mari Carmen, la peluquera de la clínica, y le preguntamos que si estaba de veras interesada en alquilar el piso conmigo (algo nos había comentado, aunque nada muy concreto). Dijo que tendría que verlo antes, pero que en principio accedía, a partir del 1 de Febrero. Gracia (la casera) me dijo que a las 8 se pasaba a por mí y que lo tuviera todo empacado y preparado, que me ayudaba con los bultos y me entregaba las llaves :S. Así, ni visto ni corto (ni corto, ni perezoso, no? Bueno… ya me entendéis).
Pues, de repente me encontré ayer noche en esta casa tan grande y sola. Abrí la maleta y empecé a sacar esos adornitos tontos que me acompañan cuando me mudo por un tiempo largo (a lo que debo añadir, cada vez son más!).Dejé la casa un tanto apañaica para cuando me levantara por la mañana y me fui a dormir con mi siempre fiel Chup (mi orquita de peluche, para aquel que se haya incorporado hace poco y no sepa de quien hablo).
La casa, creo yo, os gustará. Es probablemente demasiado grande, pero bueno. El salón y mi cuarto tienen orientación SurEast (jejeje), tirando un podo más al sur (150º), con lo que son muy luminosos, y eso a mi me encanta. El agua caliente sale con una bomba, lo que significa eso mismo, que el agua te va bombardeando a la vez que te duchas: chorro fuerte VS chorro flojo, con un ritmo de unos 3-5 segundos, sin ser exactos.
Uy! Perdón… me he dormido la siesta! O mejor dicho, la siesta me ha dormido a mí: he caído redonda. Me voy a currar.
(de noche)
Me va a costar mucho estar en la clínica. Ana no me gusta como clínica. Son muchas cosas que no son como para poner aquí, pero no me gusta.
Davidenko me ha dicho que se viene a verme este finde. Qué alegría! Mi primera visita en mi nueva casita. Aún no sé qué le voy a hacer de comer, pero tendrá que ser algo rico.
Veo que me voy acostumbrando al lugar, a la casa, al clima (uy, uy), pero no me veo acostumbrada a la clínica. No de esta manera. Habrá que darle más tiempo…
15 de diciembre 2010
(Me he equivocado y he puesto que estoy en el 2029, jejeje). Acabo de meterme en la cama con Chup y le he dicho: Hola Chupito. Nunca me había dado cuenta del significado extraordinario del diminutivo de mi acompañante fiel.
Al salir de la clínica hoy solo me han dado ganas de ponerme a buscar curro. Me arrepentiré de no escribir las cosas más claras a este respecto, pero no me gusta hablar mal de la gente, y no me gusta sacar trapos sucios, de los que TODOS tenemos. Cuando todo esto acabe, me preguntaré por qué pensaba en marcharme (al no tener recuerdos escritos, no tendre recuerdo alguno), pero pienso que todo es más correcto de esta manera. Algunos pensaréis uqe por qué no lo escribo en papel, en uno de esos tres diarios personales que tengo para lo más oscuro, lo más profundo, lo más privado… debo deciros que no conozco del todo bien la respuesta; puede ser por pereza a escribir, por miedo a escribir (por mi dolor de mano), por ganas de olvidar todo lo feo, por no querer alterarme antes de dormir (a pesar de que debo quedarme despierta un rato más poruqe hoy Maricarmen me ha invitado a su casa a cenar y estoy llenísima)…No estoy segura, pero debe de ser una mezcla de todo ello.
Maricarmen me ha dicho que tiene muchísima confianza con sus amigas. Me ha ejemplizado una ocasión en la que estaban de noche en unos soportales (o.o) y una de ellas dijo [Yo aquí he puesto cara de circunstancia y he pensado: a ver qué me cuenta…]: “Tía, yo necesito unos aseos porque me estoy cagando!” Y otra comentó poco más tarde: “A partir de las 5 no me llaméis que voy a estar follando”. Se ha reído un montón cuando me lo ha dicho. U.U
Me ha hecho mucha gracia. Estoy aprendiendo comportamientos pueblerinos. Somos MUY diferentes.
Hoy han entrado dos mozos mu monos en la clínica (a uno de ellos ya le atendí yo hace un par de semanas) y, ni corta ni perezosa, les he preguntado si no sabían de nadie que buscara compi de piso… Todo hay que probar en esta vida… Me han dado el teléfono de un amigo suyo. Mañana en la mañana le llamo.
Con un poco de suerte, antes de abrir me subiré a la casita a mandaros todo esto, si me lo permitís.
Queredme esta noche. Que yo os quiero a vosotros (esto es cada vez más verdad; me encanta ver cómo os gustan mis noticias, cómo me ayudáis siempre que os lo pido, cómo me llamáis y me cuidáis para ver qué tal estoy… Espero ser una amiga a vuestra talla, aunque sea bajita, vaga, comilona y depresiva :)).
MUA MUA. Dulces sueños.
16 Diciembre
Coño! He vuelto a soñar que le besaba el cuello por detrás! Qué caca!
Os envío esto esta mañana porque me he levantado, ido a tomar un cafelo (lo hago muy poquito!) en el bar Lalios de debajo de la clínica, y subido al apartamentico para poder meterme en internet.
Creo que no voy a pagar internet hasta dentro de uno o dos meses porque con lo de colegiarme y mil cosas más de asentarme en la nueva casa me voy a dejar un montón de pasta extra. Lo que intentaré ir haciendo será esto mismo: escribir en casita cuando mi cuerpo me lo permita y de vez en cuando (presumiblemente cada día) venirme aquí y mandaros lo escrito.