14.02.2011
Hoy se ha ido Robert. Me ha dado mucha pena porque me llevaba muy bien con él y me hacía pensar, de vez en cuando. Me ha venido a despedir a la clínica y al volver a casa me he encontrado con una notita suya para mí. Qué caballero tan tierno!
En cuanto pude (allá cuando se quedó solo) le pregunté si Sebastian y él estaban juntos y me dijo que no. Seguimos cocinando y charlando después de eso como si nada (yo con una alegría enorme en el cuerpo), pero el tipo nunca sucumbió a mis encantos… Lo cual hace que le eche más de menos ahora! Está bien, sin embargo, tener un par de noches para mí, solita en mi casita, como a mí tanto me gusta (leed, o no, la ironía del asunto).
Al despedirme de él me he dado cuenta de que le he agarrado la sudadera (estos alemanes no comprenden el buen tiempo?) durante nuestro abrazo apasionado y me ha costado bastante soltarla. Después de despegar los brazos mi puño seguía aferrándose a su calor humano.
Puede que os sorprendáis (a pesar de que ya deberíais de estar acostumbrados a esta montaña rusa que somos yo y mis sentimientos), pero me encuentro a gusto. Más o menos en paz. Al menos, de vez en cuando. Pienso cómo estoy y puedo definirme así como en estado de latencia, pero una latencia feliz.
Pienso en estos últimos meses como viajecitos, sin embargo, me he dado cuenta de que no son viajes, sino mi vida propia. No son viajes dentro de mi vida, es ella misma; quiero decir. Este nuevo pensamiento es capaz de sosegarme, a la vez que de causarme el pavor necesario como para comer pasta con queso y meterme entre las sábanas de mi enorme y solitaria (a veces) cama. Estaba convencida de que he estado viajando, vagando; sin embargo, simple y llanamente he estado viviendo mi vida, que es ESTA. Estoy ante un mundo nuevo de perspectivas. Es confuso.
Sartre hoy me ha dicho lo siguiente:
“Eché una mirada ansiosa a mi alrededor: presente, nada más que presente. Muebles ligeros y sólidos, incrustados en su presente, una mesa, una cama, un ropero con espejo, y yo mismo. Se revelaba la verdadera naturaleza del presente: era todo lo que existe. El pasado no existía. En absoluto. Ni en las cosas ni siquiera en mi pensamiento. Por supuesto, sabía desde hace mucho tiempo atrás que el mío se me había escapado. Pero hasta entonces creía que se había apartado simplemente fuera de mi alcance. Para mí el pasado era un retiro, otra manera de existir, un estado de vacaciones y de inactividad; al terminar su papel, cada acontecimiento se acomodaba juiciosamente en una caja y se convertía en acontecimiento honorario; tanto cuesta imaginar la nada. Ahora sabía: las cosas son en su totalidad lo que parecen, y detrás de ellas… no hay nada”.
Y vaya… siempre suele quedar una gotita en el vaso de agua que te bebes, pero se ve que me la he debido de tomar ya, porque ni eso me ha quedado.
Esta semana pasada ha sido muy extraña. Ha FLUIDO. Ha pasado suave y dulcemente. Estoy confusa.
Punset dice que el amor es un instinto de supervivencia. La soledad es una fuente de inutilidad, tristeza y muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.