
A veces la cafeía y la teína tienen un mejor efecto que el alcohol.
Exploto de felicidad! Sin motivo aparente!
Sólo quiero AMAR!! :D:D:D
Os he dicho alguna vez que os quiero?
Os cuento a´si rápido, para vuestra info (pero no quiero hablar más del tema): El jefe me cabreó de nuevo hoy, y yo ya le dije de hablar. Saltándome detalles, lo que se ha sacado en claro es que:
- - Me ha contado el mismo rollo de siempre de lo bueno que es él y lo mal que trabajan los demás.
- - Me ha dicho que soy la que menos derecho tiene a quejarse porque a mí nunca me ha gritado. Que voy de “abogada del diablo” (qué coño significa eso? Nunca lo he entendido!Jaja, yo puse cara de póker!). Que no vaya de víctima.
- - Que nadie está obligado, y que la puerta ya sé dónde está.
- - Por mi parte, le he dicho que nosotros no hacemos las cosas para hacer mal (parece que así piense..), que el ambiente que hay en la clínica me tensa y que parece que no disfrute con nosotros trabajando a su lado (en la clínica, vamos)
La cosa ha quedado más o menos bien: él ya sabe que no estoy del todo a gusto y la conversación ha sido más o menos fluida. Nada más acabar me ha dicho que pase una consulta con él y me ha invitado a auscultar al perro y todo O.O. A ver cómo están las cosas los próximos días…
Sigo contando de El Hierro:
Subí, subí y subí por la carretera. Di marcha atrás para ver mejor un cartelito y aquí es cuando casqué el coche. Una marcha atrás completamente innecesaria, una piedra demasiado al borde del camino y una intrépida Esther para conducir. Paré en un mirador que en ese momento, con mi padre al teléfono gritándome de todo por dormir en el coche, no me pareció maravilloso. Reposé la respiración y los pulmones y de vuelta a la marcha. La carretera, de neuvo, increíble. Eso sí, mil y mil curvas mortales (una vez casi me meto por el barranco del infierno) (por cierto, no he visto tanto barranco junto en mi vida, menudo sur de la isla!). Si aquí ya empecé a temer por mi vida, fue exclusivamente porque no sabía lo que me tocaba pasar después.
Intenté pararme para bajar al Faro andando (os estoy RESUMIENDO, con palabras grandes), pero comenzó a llover (lluvia considerada por mí como otra muestra de mi unión a la climatología). Seguí y seguí… dirección a la CARRETERA DE LA MUERTE.
Yo estaba arriba.
Tenía que bajar a nivel del mar.
Sólo nos unía una línea (o una circunferencia espiralizada, mejor dicho) tapizada de asfalto.
Comencé mi camino…
Cada giro me mostraba la terrible caída directa hacia el mar, que esperaba con los brazos abiertos a que YO cometiera algún pequeño error, tuviera alguna distracción (…ejem…) o sufriera un ligero desliz en cuanto a la adherencia de las ruedas. Podéis imaginar la jugada que mi imaginación macabra me hizo pasar. Casi rezo y todo.
En un momento, ya llegando casi abajo (justo después de que la crisis epiléptica repentina (menor que al del Escorial, no os preocupéis, me estoy haciendo inmune a ello) comenzara a decrecer), se cruzaron unos guardias civiles en coche (o policía o lo que sean) conmigo y me preguntaron qué cómo iba. Con el sudor en la frente y el brazo asomando por la ventanilla les tranquilicé y mentí al no contarles que no estaba confesada porque no había ni cobertura en el lugar. De otra forma, os hubiera llamado para informaros de mis últimos deseos en vida. Qué acojone pasé…
Al llegar a nivel del mar, lo primero fue parar el coche y acercarme a mi agua preciada para que me tranuqilizara con su canto. Un caminito rodeado de piedras sin igual.
Continué al Pozo de la Salud, donde una buena samaritana sufrió de cargo de conciencia.
He mandado un mail informativo a mis amigos angloparlantes. Más de uno me dice siempre que echa de menos mi risa, mi alegría, mi locura. Y yo me paro a pensar… Cómo será que la gente me ve? Porque yo me veo super depresiva y bipolar… pero igual no es así.
O.O
Después de haberme presentado en neopreno en el centro de salud (magnolia?) y haberle pinchado al perrito su dosis, la tipa me llevó de nuevo a La Restinga. El centro estaba cerrado y, por no dejarme sin/con nada en medio de una acera, me invitó a su casa a comer. Eran ya como las 4pm, y mi estómago no me había informado de que debía comer, pero no renuncié a la oferta. Os ahorraré la comida, pero fue un poco raro meterme de golpe en una familia que tampoco era muy hospitalaria. Eran majetes, pero nadie sabía qué es lo que estaba haciendo yo allí.
El perrito se salvó y yo bajé al centro en cuanto el resto llegó. Me propusieron una inmersión nocturna, asíq eu tampoco a eso debería renunciar. Hasta entonces, me fui a pasear por la lava y a recibir la maravillosa llamada de mi prima Cris.
Inmersión nocturna: Cómputo total: No tan positivo.
Nos quedamos en el muelle/puertito, a poca profundidad . Me dio mucha pena deslumbrar a los animalicos con el foco; aunque no lo enchufara directamente, se notaba que les perturbábamos; no se ve el paisaje en el que te mueves y además me dio un tirón y me abandonaron (vi cómo sus luces se apagaban en la lejanía marítima mientras me era imposible nadar si quiera medio metro en ese medio oscuro y denso. Necesito un buen compañero para bucear).
La vida nocturna mola: sevillanas, pulpos e incluso chuchos gigantes (mantas enormes. Esto fue algo grotesco; encontrarlas comiendo colas y cabezas de pescados abandonados en las profundidades oscuras y frías, iluminadas por no mas que la linternita en la mano derecha. Me gustaría que lo hubierais visto… me entró algún que otro escalofrío (I could have used your hand)).
Si comparo esta experiencia con la uqe tuve con Flo en aquel mar tan calentito, lleno de plankton escurreante entre nuestras manos entrelazadas... No hay palabras.
Al acabar, le pregunté a uno de ellos (a Natalie) que si iban a tomar algo (ella estaba con un grupillo que no fue a bucear). De esta forma, tuve amigos la primera noche y pude continuar con mi nueva costumbre de beber por las noches.
Después de una agradable velada, me fui a mi cochecito rojo, lo recoloqué en una calle un poco más oscura, me saqué el saquito, y a dormir.
Me desperté el viernes con el maravilloso canto de unos viejos de pueblo a través de la ventana. Costó un poco encontrar un barcito abierto antes de volver al centro a seguir buceando.
Hicimos dos de las más famosas inmersiones en La Restinga (bueno, no sé si es verdad, pero yo las conocía antes de hacerlas, asíq eu supongo que algo de cierto tiene). Y yo no sé qué me pasa (Indoneisa deja mella…) que tampoco me parecieron tan espectaculares… Los paisajes molaban, eso es cierto, no me puedo quejar de las rocas volcánicas, las paredes enormes a los lados, los miles de recovecos en los uqe me hubiera encantado perderme… pero… de vida… muy vacío. De colores, otra de lo mismo…
Entre las dos inmersiones a penas pasó tiempo… eso no me gustó nada tampoco. Indo, Indo! Quiero volver allí, con los tés, los kopis, los cacahuetes y el agua con pajita! Bananas!
No tengo fotos de ninguna de las inmersiones porque no me siento con tanta maña. En Indo estaba bien poruqe había practidcado todo de seguido, pero ahora noto que necesito calentar motores. Ya sabéis lo torpe que soy. Por cierto, las inmersiones fueron El bajón y El rincón. Os dejo el primer video que he encontrado de la Restinga. Es algo así, sí… algo falto de vida :S.
Creo que lo que más me faltó fue el coral. De veras.
http://vimeo.com/7461274
Ah! Casi se me olvida mencionar al Mero gracioso que vive en El Bajón. Super majete, como un perrito, casi. Me paso tan cerca que casi pude olerle. Jijiji, y algún otro pececillo se chocó con mis gafas, eso sí me gustó :).
Cuando llegamos al puerto, bajando de la lancha, escruté otra lanchita que estaba cerca y vi a Arturo. Le grite: Arturo, Arturo! A lo cual me respondió con una sonrisa maravillosa y un: ahora nos vemos!
Al llegar al centro, antes de marchar a visitar el resto de la isla me tuve que esperar unas horitas porque la subida era mucha y muy de golpe, y después del buceo no se pueden hacer esas cosas. Así que… me hice un par de amigos más para pasar el tiempo. Se llaman Fernando (brasileño rico, rico) y Lena(alemana), su novia; super majetes ambos. Me uní a ellos para comer y disfrutamos de lo lindo, terminando con un heladito. Viven en Madrid, así que ya tengo direcciones y teléfonos para volver a encontrarles. A la que acabamos pillé el coche para empezar mi ruta, y fue cuando Arturito me escribió para comer, pero ya era tarde, lo intentamos, pero no pudo ser.
Aquí empezó mi ruta en solitario por las carreteras infernales de El Hierro. De veras, pensé que moriría.
Hola pichones,
Estoy ahora, al comienzo de este mail en la clínica. Hoy domingo me toca trabajar.
El lunes pasado, con la perspectiva de tres posibles días libres seguidos planeé unas vacaciones express. Llamé a un centro de buceo en El Hierro y me dijeron que aún tenían alguna plaza libre; llamé a un concesionario (?) de coches y disponían de un cochecito rojo fashion preparado para mí (a precio de semana santa, eso sí ¬¬), miré en internet, y quedaban las últimas plazas en el ferry (Fred Olsen, lo único que te agradezco es la rapidez del viaje y haber conocido a Arturo... pero menudo mareo me diste, encerrada entre tus paredes impenetrables...). Por la tarde me fui a Kiko's y me pillé un mapita de carreteras/rutas (no tenían de rutas propiamente dicho) y así con esas me preparé gracias al internet y al youtube varios planes alternativos.


Tú, qué miedete!
Acabo de volver de una urgencica (cuanod me estaba quedando sobadita leyendo de nuevo a madame Elisabeth, me despertaron de un vibronazo). Lo he pasado fatal de miedo.
Ya os he comentado un poco mi miedo en la clínica y los zombies que viven en ella por la noche, cuanod aparezco yo allí, recién cenadita y con mi carne dorada al sol, jugoseta. Entro por las noches (que es ya de noche cuanod llaman de urgencia) y lo paso fatal. Siempre me hago respirar tranquila, aparento adulterio (o como se diga de uqe parece uqe soy una persona adulta y madura)(ah! Eso: madurez), me intento mover despacio y finjo que no estoy aterrada… Al final siempre acabo todos los movimientos lo más rápido posible, cierro puertas y evito mirar hacia atrás.
Hoy, con mis dos cojones, me he atrevido a pasar a quirófano para preparar un poco el oxígeno y asegurarme de que tenía atropina suficiente y jeringas y todo lo necesario allí. Debo explicar que la clínica es una cueva, una vez entras, no hay salida, solo puedes seguir recto y llegar más y más profundo… para quedar allí atrapado. El quirófano está a mitad de esta cueva. Le he dado la espalda a la puerta (siendo MUY consciente de ello, pero aparentando (siempre, aparentando) seguridad) y de repente ha empezado a sonar una música desconocida. He girado mi cabecita hacia el foco musical y ahí he soltado la primera caca (y llevo un tanga blanco, hoy!). Rápidamente me he autotranquilizado y me he dicho que debía de ser el móvil de urgencias, que sería el tipo del perrito envenenado, que no sabía cómo llegar. He corrido por el pasillo a la primera consulta (que es lo que viene después del “hall”) y he cogido mi móvil en una mano y el de urgencias en la otra. Los he mirado.
Ninguno de los dos vibraba, ni tenía las luces encendidas, ni emitía sonido alguno.
Segunda caca.
He vuelto a girar mi cabecita por encima de mi hombro derecho y me he asomado al pasillo: parecía que el sonido venía del baño, con la puerta cerrada.
Tercera caca.
He tenido miedo y no he sabido qué hacer. He pensado que había alguien encerrado. Algún zombie (ya lo habréis imaginado); y leugo eh seguido mi paranoia de que qué iba a hacer un zombie encerrado en el baño, escondido sin más. Seguro que eran dos zombies encerrados que estaban follando y a los cuales yo les había pillado infragantis, se habían escondido en el baño esperando a que me marchara de la clínica y jodidamente a uno de ellos le habían llamado al móvil y así se habían descubierto. La música ha parado.
Aquí creo que además em he hecho pis encima.
Tenía uqe abrir la puerta, pues. He decidido llamar a alguien para “por si acaso”. Seguía yo con mi móvil en la mano y he comenzado a pensar en el primer número antizombies de mi cabeza. Imagináis? Dieguito Limón (que de antizombie tiene poco porque mi cabeza nunca ha sido comida más veces por nadie que por él; pero bueno, a veces no todo en mi vida tiene lógica). Inmediatamente después me he dicho que no, que mejor llamar a alguien que estuviera más cerca de Alcalá por si acaso necesitaba que vinieran corriendo en mi búsqueda. Pero ya estaba sonando tono al otro lado de mi oreja. Y menos mal (mirad asterisco al final).
Lo cojió DL, con su típica voz cansada de ver mi nombre en la pantalla de su teléfono :“este ser infeliz; qué querrá esta vez?” .
Medio dormido y sin saber de qué iba todo este asunto a las 00 de la noche, me he acercado con él al otro lado al baño, he abierto la puerta de golpe (así como para sorprender) y he encendido la luz.
Cuarta.
No había nada. Ni nadie. Solo un móvil desconocido encima de las placas de rayos (usamos el baño como salita reveladora de los XR). He tomado el tercer móvil entre mis manos y he salido corriendo a la puerta de la calle. Me quedé delirando (os lo ahorro, pero me da la sensación de que si lo tuviéramos grabado nos reiríamos todos un tanto) entre el hall y la puerta de la calle, no atreviéndome a meter dentro (los zombies me observan desde las rejillas de los cristales). El dueño del perro envenenado no venía y yo seguía aterrada, con el corazón fuera de mi boca (mucho más temptativo para los zombies (estos zombies comen de todo y yo creo que hasta pueden pensar, y por eso se esconden en la clínica y cuando menos me lo espere y más a su merced esté… CHASCA! Me perseguirán y me comerán (lo que peor llevo e suqe me persigan(si me queiren comer, que me coman y punto, pero que sean rápidos!)))).
No he podido ni meterme para mirar el libro de urgencias para ver si lo que tenía pensado hacerle al perro estaba bien. Qué acojone, tú!
Han venido los dueños yo no me separaba de ellos. Hemos ido juntos a quirófano y después de un ratito ahí, cuando ya tenái la vena y le iba a poner el suero se ha apagado la luz de golpe. DIOS!
Caca cinco.
Qué si me he quedado petrificada? Eso es poco. Resulta uqe uno de los dos dueños se había apoyado en el interruptor. Y no te creas que lo ha encendido pronto, no…
Hemos continuado en la consulta uno (habiedno dejado ya el quirófano limpito, bajo su presencia protectora) y m ehe ido relajando poco a poco.
Eso sí, antes de irnos he apagado el ordena, limpiado un poco la mesa y puesto la chaquetita para no tener que quedarme tiempo extra sola allí. Si ves al perro aún con la vía y yo con la chaqueta y los móviles en el bolsilla lista para salir flexá te reirás seguro. “Así el perrito está más tiempo aún con el suero” Sonrisa, sonrisa. Le he quitado la vía y han salido ellos antes, por respeto, para seguirles yo corriendo 5 segundos después. Qué acojone!
Y qué me dices de los sueños que me esperan esta noche?
Resulta que el móvil es el de Guasi (yo in lo había reconocido) , que se lohabía olvidado en el baño y a las 23:00 comienza con una alarma que, si no la paras, continúa cada 10 minutos. Y aquí sale el asterisco * Menos mal que no llamé a Guasita, porque hubiera el móvil empezado a sonar de neuvo, pero ahroa con otra música y yo sí me hubiera quedado de piedra, pensando que los zombies estos además se cachondean de mi (y sin Guasi al otro lado de la línea!).
Conclusiones:
- Odio ir sola por la noche a la clínica.
- Se me ha olvidado cobrarles un par de cosas a los clientes.
- Diego odia que le llame.
- No debo volver a llevar tanga a las urgencias. Mejor pañales (mañana lo tendré que lavar a mano?)
Me salto algunas partes, pero tampoco es plan de contaros la biblia… Por qué tengo esta mente mía tan… gore?