jueves, 14 de abril de 2011

Miedito en la clínica



Tú, qué miedete!

Acabo de volver de una urgencica (cuanod me estaba quedando sobadita leyendo de nuevo a madame Elisabeth, me despertaron de un vibronazo). Lo he pasado fatal de miedo.

Ya os he comentado un poco mi miedo en la clínica y los zombies que viven en ella por la noche, cuanod aparezco yo allí, recién cenadita y con mi carne dorada al sol, jugoseta. Entro por las noches (que es ya de noche cuanod llaman de urgencia) y lo paso fatal. Siempre me hago respirar tranquila, aparento adulterio (o como se diga de uqe parece uqe soy una persona adulta y madura)(ah! Eso: madurez), me intento mover despacio y finjo que no estoy aterrada… Al final siempre acabo todos los movimientos lo más rápido posible, cierro puertas y evito mirar hacia atrás.

Hoy, con mis dos cojones, me he atrevido a pasar a quirófano para preparar un poco el oxígeno y asegurarme de que tenía atropina suficiente y jeringas y todo lo necesario allí. Debo explicar que la clínica es una cueva, una vez entras, no hay salida, solo puedes seguir recto y llegar más y más profundo… para quedar allí atrapado. El quirófano está a mitad de esta cueva. Le he dado la espalda a la puerta (siendo MUY consciente de ello, pero aparentando (siempre, aparentando) seguridad) y de repente ha empezado a sonar una música desconocida. He girado mi cabecita hacia el foco musical y ahí he soltado la primera caca (y llevo un tanga blanco, hoy!). Rápidamente me he autotranquilizado y me he dicho que debía de ser el móvil de urgencias, que sería el tipo del perrito envenenado, que no sabía cómo llegar. He corrido por el pasillo a la primera consulta (que es lo que viene después del “hall”) y he cogido mi móvil en una mano y el de urgencias en la otra. Los he mirado.

Ninguno de los dos vibraba, ni tenía las luces encendidas, ni emitía sonido alguno.

Segunda caca.

He vuelto a girar mi cabecita por encima de mi hombro derecho y me he asomado al pasillo: parecía que el sonido venía del baño, con la puerta cerrada.

Tercera caca.

He tenido miedo y no he sabido qué hacer. He pensado que había alguien encerrado. Algún zombie (ya lo habréis imaginado); y leugo eh seguido mi paranoia de que qué iba a hacer un zombie encerrado en el baño, escondido sin más. Seguro que eran dos zombies encerrados que estaban follando y a los cuales yo les había pillado infragantis, se habían escondido en el baño esperando a que me marchara de la clínica y jodidamente a uno de ellos le habían llamado al móvil y así se habían descubierto. La música ha parado.

Aquí creo que además em he hecho pis encima.

Tenía uqe abrir la puerta, pues. He decidido llamar a alguien para “por si acaso”. Seguía yo con mi móvil en la mano y he comenzado a pensar en el primer número antizombies de mi cabeza. Imagináis? Dieguito Limón (que de antizombie tiene poco porque mi cabeza nunca ha sido comida más veces por nadie que por él; pero bueno, a veces no todo en mi vida tiene lógica). Inmediatamente después me he dicho que no, que mejor llamar a alguien que estuviera más cerca de Alcalá por si acaso necesitaba que vinieran corriendo en mi búsqueda. Pero ya estaba sonando tono al otro lado de mi oreja. Y menos mal (mirad asterisco al final).

Lo cojió DL, con su típica voz cansada de ver mi nombre en la pantalla de su teléfono :“este ser infeliz; qué querrá esta vez?” .

Medio dormido y sin saber de qué iba todo este asunto a las 00 de la noche, me he acercado con él al otro lado al baño, he abierto la puerta de golpe (así como para sorprender) y he encendido la luz.

Cuarta.

No había nada. Ni nadie. Solo un móvil desconocido encima de las placas de rayos (usamos el baño como salita reveladora de los XR). He tomado el tercer móvil entre mis manos y he salido corriendo a la puerta de la calle. Me quedé delirando (os lo ahorro, pero me da la sensación de que si lo tuviéramos grabado nos reiríamos todos un tanto) entre el hall y la puerta de la calle, no atreviéndome a meter dentro (los zombies me observan desde las rejillas de los cristales). El dueño del perro envenenado no venía y yo seguía aterrada, con el corazón fuera de mi boca (mucho más temptativo para los zombies (estos zombies comen de todo y yo creo que hasta pueden pensar, y por eso se esconden en la clínica y cuando menos me lo espere y más a su merced esté… CHASCA! Me perseguirán y me comerán (lo que peor llevo e suqe me persigan(si me queiren comer, que me coman y punto, pero que sean rápidos!)))).

No he podido ni meterme para mirar el libro de urgencias para ver si lo que tenía pensado hacerle al perro estaba bien. Qué acojone, tú!

Han venido los dueños yo no me separaba de ellos. Hemos ido juntos a quirófano y después de un ratito ahí, cuando ya tenái la vena y le iba a poner el suero se ha apagado la luz de golpe. DIOS!

Caca cinco.

Qué si me he quedado petrificada? Eso es poco. Resulta uqe uno de los dos dueños se había apoyado en el interruptor. Y no te creas que lo ha encendido pronto, no…

Hemos continuado en la consulta uno (habiedno dejado ya el quirófano limpito, bajo su presencia protectora) y m ehe ido relajando poco a poco.

Eso sí, antes de irnos he apagado el ordena, limpiado un poco la mesa y puesto la chaquetita para no tener que quedarme tiempo extra sola allí. Si ves al perro aún con la vía y yo con la chaqueta y los móviles en el bolsilla lista para salir flexá te reirás seguro. “Así el perrito está más tiempo aún con el suero” Sonrisa, sonrisa. Le he quitado la vía y han salido ellos antes, por respeto, para seguirles yo corriendo 5 segundos después. Qué acojone!

Y qué me dices de los sueños que me esperan esta noche?

Resulta que el móvil es el de Guasi (yo in lo había reconocido) , que se lohabía olvidado en el baño y a las 23:00 comienza con una alarma que, si no la paras, continúa cada 10 minutos. Y aquí sale el asterisco * Menos mal que no llamé a Guasita, porque hubiera el móvil empezado a sonar de neuvo, pero ahroa con otra música y yo sí me hubiera quedado de piedra, pensando que los zombies estos además se cachondean de mi (y sin Guasi al otro lado de la línea!).

Conclusiones:

- Odio ir sola por la noche a la clínica.

- Se me ha olvidado cobrarles un par de cosas a los clientes.

- Diego odia que le llame.

- No debo volver a llevar tanga a las urgencias. Mejor pañales (mañana lo tendré que lavar a mano?)

Me salto algunas partes, pero tampoco es plan de contaros la biblia… Por qué tengo esta mente mía tan… gore?

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