martes, 26 de abril de 2011

El Hierro II

He mandado un mail informativo a mis amigos angloparlantes. Más de uno me dice siempre que echa de menos mi risa, mi alegría, mi locura. Y yo me paro a pensar… Cómo será que la gente me ve? Porque yo me veo super depresiva y bipolar… pero igual no es así.

O.O

Después de haberme presentado en neopreno en el centro de salud (magnolia?) y haberle pinchado al perrito su dosis, la tipa me llevó de nuevo a La Restinga. El centro estaba cerrado y, por no dejarme sin/con nada en medio de una acera, me invitó a su casa a comer. Eran ya como las 4pm, y mi estómago no me había informado de que debía comer, pero no renuncié a la oferta. Os ahorraré la comida, pero fue un poco raro meterme de golpe en una familia que tampoco era muy hospitalaria. Eran majetes, pero nadie sabía qué es lo que estaba haciendo yo allí.

El perrito se salvó y yo bajé al centro en cuanto el resto llegó. Me propusieron una inmersión nocturna, asíq eu tampoco a eso debería renunciar. Hasta entonces, me fui a pasear por la lava y a recibir la maravillosa llamada de mi prima Cris.

Inmersión nocturna: Cómputo total: No tan positivo.

Nos quedamos en el muelle/puertito, a poca profundidad . Me dio mucha pena deslumbrar a los animalicos con el foco; aunque no lo enchufara directamente, se notaba que les perturbábamos; no se ve el paisaje en el que te mueves y además me dio un tirón y me abandonaron (vi cómo sus luces se apagaban en la lejanía marítima mientras me era imposible nadar si quiera medio metro en ese medio oscuro y denso. Necesito un buen compañero para bucear).

La vida nocturna mola: sevillanas, pulpos e incluso chuchos gigantes (mantas enormes. Esto fue algo grotesco; encontrarlas comiendo colas y cabezas de pescados abandonados en las profundidades oscuras y frías, iluminadas por no mas que la linternita en la mano derecha. Me gustaría que lo hubierais visto… me entró algún que otro escalofrío (I could have used your hand)).

Si comparo esta experiencia con la uqe tuve con Flo en aquel mar tan calentito, lleno de plankton escurreante entre nuestras manos entrelazadas... No hay palabras.

Al acabar, le pregunté a uno de ellos (a Natalie) que si iban a tomar algo (ella estaba con un grupillo que no fue a bucear). De esta forma, tuve amigos la primera noche y pude continuar con mi nueva costumbre de beber por las noches.

Después de una agradable velada, me fui a mi cochecito rojo, lo recoloqué en una calle un poco más oscura, me saqué el saquito, y a dormir.

Me desperté el viernes con el maravilloso canto de unos viejos de pueblo a través de la ventana. Costó un poco encontrar un barcito abierto antes de volver al centro a seguir buceando.

Hicimos dos de las más famosas inmersiones en La Restinga (bueno, no sé si es verdad, pero yo las conocía antes de hacerlas, asíq eu supongo que algo de cierto tiene). Y yo no sé qué me pasa (Indoneisa deja mella…) que tampoco me parecieron tan espectaculares… Los paisajes molaban, eso es cierto, no me puedo quejar de las rocas volcánicas, las paredes enormes a los lados, los miles de recovecos en los uqe me hubiera encantado perderme… pero… de vida… muy vacío. De colores, otra de lo mismo…

Entre las dos inmersiones a penas pasó tiempo… eso no me gustó nada tampoco. Indo, Indo! Quiero volver allí, con los tés, los kopis, los cacahuetes y el agua con pajita! Bananas!

No tengo fotos de ninguna de las inmersiones porque no me siento con tanta maña. En Indo estaba bien poruqe había practidcado todo de seguido, pero ahora noto que necesito calentar motores. Ya sabéis lo torpe que soy. Por cierto, las inmersiones fueron El bajón y El rincón. Os dejo el primer video que he encontrado de la Restinga. Es algo así, sí… algo falto de vida :S.

Creo que lo que más me faltó fue el coral. De veras.

http://vimeo.com/7461274

Ah! Casi se me olvida mencionar al Mero gracioso que vive en El Bajón. Super majete, como un perrito, casi. Me paso tan cerca que casi pude olerle. Jijiji, y algún otro pececillo se chocó con mis gafas, eso sí me gustó :).

Cuando llegamos al puerto, bajando de la lancha, escruté otra lanchita que estaba cerca y vi a Arturo. Le grite: Arturo, Arturo! A lo cual me respondió con una sonrisa maravillosa y un: ahora nos vemos!

Al llegar al centro, antes de marchar a visitar el resto de la isla me tuve que esperar unas horitas porque la subida era mucha y muy de golpe, y después del buceo no se pueden hacer esas cosas. Así que… me hice un par de amigos más para pasar el tiempo. Se llaman Fernando (brasileño rico, rico) y Lena(alemana), su novia; super majetes ambos. Me uní a ellos para comer y disfrutamos de lo lindo, terminando con un heladito. Viven en Madrid, así que ya tengo direcciones y teléfonos para volver a encontrarles. A la que acabamos pillé el coche para empezar mi ruta, y fue cuando Arturito me escribió para comer, pero ya era tarde, lo intentamos, pero no pudo ser.

Aquí empezó mi ruta en solitario por las carreteras infernales de El Hierro. De veras, pensé que moriría.

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